Un día decidí volver a escribir relatos de ciencia ficción. Por diversión, nada profesional: y sin embargo algunos de mis relatos tuvieron una buena aceptación.
Un día, diferente del día de los relatos, y para ser más preciso posterior, decidí empezar a fabricar cerveza. Mi cerveza también tuvo buena aceptación.
El desarrollo de mi barriga no guarda ninguna relación con estas fechas señaladas, sino más bien con otra de mis pasiones, que se sitúa entre fogones. Mi cocina también suele tener buena aceptación.
Mi autoestima es muy alta, in crescendo como decimos los italianos que sabemos algo de latín. El latín no tiene buena aceptación. Me conformo.
Así pasaron más de dos años, escribiendo y desarrollando cervezas a cual más bizarre, como decimos los que nos conformamos con chapurrear el francés.
Hasta llegar al momento de tomar la decisión de fusionar estas aficiones y dar vida a un nuevo Alexander Foxx, una entidad capaz de escribir, de cocinar, de fabricar cerveza e incluso de transformar todo eso en algo auténtico, original, cocinado a fuego lento y con mucha pasión.
Ahora no me conformo con esas facetas, he tenido que apartar algunas, especialmente la fabricación de cerveza: necesitaba hacer sitio para las maquetas de coches que construyo y que también tienen buena aceptación.
Este es un blog que he empezado a cuidar y desarrollar compatiblemente con mi actividad real y profesional (de la que te hablo en mi otra web). Responde a la necesidad de proporcionar un contexto a cada uno de mis ciclos de relatos. Una de las dificultades que encuentran los lectores de ciencia ficción consiste precisamente en asimilar unas características novedosas, que suelen entrar en rumbo de colisión con nuestra experiencia cotidiana.
Algo parecido ocurre con el ciclo del Foxxiverso, el Universo alternativo de Alexander Foxx, que encontrarás en otra web y que está creciendo poco a poco, compatiblemente con mi disponibilidad de tiempo: preveo publicar 4 libros de la saga, y aún no he acabado el primero.